Para que permanecieras alambré el corazón. El cuerpo subió el puente a lo que invade. Presencia de lo imposible ante el desgarro como un tapón. Uno no puede como ciervo asustado hacer lecho y pan. El sangrar quedó lejos, otra cosa. Todo gira vertiginoso, conmigo va la luna y el desierto es siembra.
Lavaré bien tu ropa y no sabrán tu tristeza. Al cielo le dará por regar flores.